¿Y el pink?
Demandar que no haya precios diferenciados por razones de género, en productos cuyo valor de uso es el mismo, también es una forma de luchar por nuestros derechos.
Breve reflexión sobre el Impuesto Rosa.
Según la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (CONDUSEF), el llamado impuesto rosa es el aumento del precio en todos los productos dirigidos al sector femenino: rastrillos, desodorantes, productos de higiene en general; marcando una diferencia económica de género, con respecto a los productos dirigidos al sector masculino.
Específicamente, los productos de higiene personal son aquellos que registran la aparición del pink tax que, según la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO), también se debe a la inversión de las marcas en diseño, presentación y publicidad de estos productos. Esta estrategia de ventas responde claramente a la división social de géneros, pero también es resultado de la asociación patriarcal que se hace entre la mujer y el hogar. Es decir, al considerarse a la mujer como la responsable de la administración y las compras, es ella la que se vuelve el blanco ideal para el consumo.

No obstante, también se puede apreciar el cobro del impuesto rosa en el ámbito de los servicios y productos financieros, como son los seguros. ¿La razón? Las aseguradoras parten del supuesto de que las mujeres viven más años que los hombres, además de que son más propensas a padecer distintas enfermedades.
Como consumidoras, es importante comparar los precios de los productos entre marcas y tiendas, teniendo en cuenta que hay productos y artículos neutros, es decir, que su color o su marca no influyen en el resultado deseado, como son rastrillos, cepillos, etc. En los casos de productos específicos de mujer (llámese toallas femeninas o seguros de vida), siempre hay que buscar la marca que más se acomode a nuestras necesidades y presupuestos. De esta manera, podemos exigir de una forma activa y socioeconómicamente diligente, la eliminación de este impuesto rosa. Demandar que no haya precios diferenciados por razones de género, en productos cuyo valor de uso es el mismo, también es una forma de luchar por nuestros derechos.