¿Y después del parto, qué hay de mi salud?
Artículo médico sobre las consecuencias físicas del embarazo y del parto, así como algunos consejos para mejorar la salud en los meses de lactancia.
La maravillosa maternidad deseada trae consigo muchas buenas experiencias y momentos inolvidables, sensaciones y sentimientos relacionados con el embarazo. Sin embargo, no es un secreto que el cuerpo de una mujer embarazada sufre muchos cambios y adaptaciones para traer una nueva vida al mundo. Desde el momento en el que el feto crece dentro de nuestro cuerpo, se genera un caos hormonal y fisiológico: mueve entrañas, estira piel y ligamentos y ensancha los huesos para poder sostenerlo durante su gestación. A través de los años, las mujeres hemos creado y compartido entre nosotras diversas técnicas para evitar los cambios más obvios a la vista, como son la caída o adelgazamiento del cabello, la debilidad de las uñas y las estrías, pero aún no tenemos la conciencia del cambio más fuerte. Para que una mujer sane completamente después de dar a luz, deben de pasar al menos 9 meses para que sus órganos internos se reacomoden y readapten de nuevo. Lamentablemente, son demasiados los casos en los que “orgullosamente” decimos cosas como “mi hermano(a) y yo nos llevamos un año” o nos aconsejan de manera errónea, diciendo “no te esperes tanto tiempo para que tus niños no se lleven tantos años y crezcan juntos”. Este tipo de consejos pasan de boca en boca, ignorando una de las partes más importantes del cuerpo humano: el piso pélvico.
El piso pélvico es un conjunto de 10 músculos cuya función es sostener nuestros órganos abdominales y pélvicos y, como mujeres embarazadas, el cuerpo del bebé. Además, algunos de ellos intervienen en el proceso de expulsión de residuos urinarios y fecales. Se encuentran en la base de la pelvis y, anteriormente, se decía que tenían forma de “hamaca”. Sin embargo, los expertos actuales dicen que debe ser en forma de “paraguas abierto”, de lo contrario, hablarían de una debilidad severa. Es natural escuchar que las mujeres con hijos tienen problemas de vejiga caída o prolapso, o que personas mayores (hombres y mujeres) tienen problemas de incontinencia urinaria, siendo estos atribuidos al paso de los años o a enfermedades neurológicas, como la demencia senil. No obstante, en la actualidad, las mujeres presentan estos problemas desde muy jóvenes, y es debido a la falta de atención que se le pone a este grupo muscular. Afortunadamente, se han dado a conocer distintas técnicas específicas para estos padecimientos, y es momento de que todas pongamos atención y trabajemos por nuestro bienestar.
¿Me falta fuerza?
Antes que nada, es importante resaltar que no hay necesidad de haber tenido un bebé para empezar a sufrir padecimientos de piso pélvico. Muchas veces, de niñas, ignorábamos las ganas de ir al baño porque estábamos jugando o haciendo algo más interesante, y desde ahí, nuestro cuerpo empezaba a perder su control. Así mismo, la práctica sin técnica de ciertos ejercicios, como el levantamiento de pesas (profesional o no), el crossfit, el ejercicio funcional, la gimnasia (especialmente desde edades tempranas), el ciclismo, entre otros, ejercitan grupos musculares más conocidos a costa del piso pélvico, y en parte es por ello que las mujeres sufren estos problemas tan jóvenes.
La incontinencia urinaria va más allá de lo que conocemos; decimos que una persona lo padece cuando se orina encima completamente, pero no es del todo cierto. Una sola gota de pipí que se sale de manera involuntaria es ya reconocida como incontinencia. No hablemos de las personas que se orinan “de la risa” o durante una borrachera. Nuestro cuerpo está diseñado para retener la orina bajo cualquier circunstancia, y enviar las señales pertinentes cuando tenemos que ir al baño. Cuando se padece incontinencia, hablamos de que el piso pélvico está perdiendo su capacidad. Así que, siendo honesta, ¿en algún momento has tenido fugas? ¿Te has hecho pipí de la risa o en la fiesta? Todas éstas son señales de alarma y, si la respuesta es sí, es el momento de hacer algo al respecto.

Fortalecimiento del piso pélvico
Existen diversos tratamientos para curar, e incluso prevenir, la incontinencia urinaria. Uno de ellos son los Ejercicios de Kegel, una serie de ejercicios recomendados para tonificar el piso pélvico e incluso, mejorar la práctica sexual. Lo primero a realizar es ir al baño, ya que es necesario que la vejiga esté vacía. Aprovechando la ida al baño, harás el siguiente ejercicio: con los ojos cerrados y cuando estés haciendo pipí, cortarás el chorrito una sola vez e intentarás recordar la sensación. Así se siente la contracción del piso pélvico, así sabrás que estás haciendo bien el ejercicio. No se recomienda hacer esto más de una vez, ya que aumenta el riesgo de padecer infecciones urinarias. Si no logras recordar cómo se sintió, basta con sentarse, imaginar que estás en el baño y hacerlo de nuevo.
Una vez teniendo el ejercicio identificado, puedes realizarlo acostada o sentada: se “corta el chorrito” de 3 a 5 segundos y se relaja de 3 a 5 segundos. Se recomienda hacer 10 repeticiones, con una frecuencia de 3 veces al día. Como consejo extra, inténtalo durante la práctica sexual.
Otro ejercicio que ha tomado fama es la Gimnasia Hipopresiva, una práctica basada en la respiración y la contracción de los músculos de la faja abdominal. ¿Están involucrados? SÍ, el principal músculo de la respiración es el diafragma y, al realizar una respiración completa (inhalación y exhalación) sube y baja, aumentado la presión intra abdominal y llevando hacia abajo y hacia arriba al piso pélvico. Cuando no respiramos de manera correcta, el piso pélvico se ve afectado (¡Ahora resulta que ni respirar bien podemos!). La gimnasia hipopresiva es prescrita y vigilada en mayor parte por rehabilitadores físicos o fisioterapeutas, y trae muchos beneficios extras, como la mejora de la capacidad respiratoria, la disminución de problemas intestinales, la reducción del diámetro de la cintura, etc.
Así que la próxima vez que te rías sin control, o en tu siguiente planeación de un hijo, ten en cuenta la salud personal y dale a tu cuerpo el reposo y el cuidado que merece y necesita.