¡Viva la Matria!
Artículo que pone en tela de juicio la vigencia del concepto “Patria” y propone una reinterpretación cultural por el de “Matria”. Un juego de palabras que en nada juega con la historia y la cultura
La palabra Patria, según la RAE, se define como el lugar, la ciudad o el país de nacimiento de un ser humano, al cual éste se siente ligado, a veces incluso por vínculos jurídicos, históricos y/o afectivos. Viene del latín pater-patris, que significa padre, y a su vez del concepto terra patria (tierra de los padres), cuya connotación es sagrada, debido a que dicho lugar era donde estaban depositados los restos de los antecesores, siendo esto lo único relacionado al sentido de la propiedad, la seguridad, las leyes y la fe en dios.
No obstante, no es difícil escuchar la expresión “madre patria”, cuyo empleo designa una nación “madre” con la que un grupo de individuos está relacionado. Ante la paradoja que nos arroja dicha frase, y trayendo a colación que el sustantivo patria es femenino, es fácil relacionar la tierra de nacimiento o de vínculo con una madre y, por ende, con una mujer. Sin embargo, al atribuirle capacidades superiores al hombre desde el inicio de la organización social, política o incluso religiosa de los países, el patriarcado, que según la historiadora Gerda Lerner (1986) es “la manifestación e institucionalización del dominio masculino sobre mujeres y niñas/os”, ha mantenido a raya cualquier indicio de que lo contrario sea mínimamente correcto.
La escritora feminista María Milagros Rivera Garretas marca como pilares fundamentales del patriarcado el parentezco entre hombre y mujer, la heterosexualidad obligatoria y el contrato sexual; el primero ya que el dominio es mayor si la mujer a dominar es esposa o hija, el segundo ya que dicha orientación sexual perpetúa la convivencia entre hombres y mujeres, y el tercero ya que, al menos hasta hace poco, la sociedad dictaba mayores restricciones sexuales para el sexo femenino.
¿Cómo ha sido posible mantener esta organización por tanto tiempo? Claramente el poder brinda cierta ventaja, por esto los varones pactan entre ellos, cosa que hace bastante difícil la deconstrucción y el avance del feminismo.

Matria vs. Patria
Autores reconocidos a través de la historia, como Jorge Luis Borges, Miguel de Unamuno e Isabel Allende, acuñan el término Matria como la reinterpretación del término Patria, bajo la lógica de la feminización de los atributos de la nacionalidad, así como la referencia metafórica relacionada a la “Naturaleza-Madre”. En la actualidad, sobrevive únicamente en las tradiciones literarias y poéticas.
Sin embargo, debería ser considerado como la verdadera referencia del lugar que nos proporciona la seguridad y el calor necesarios para crecer, que nos inspira a ser mejores y a darlo todo para hacerla sentir orgullosa. La palabra Matria trae a la mente el sacrificio y la entrega, la capacidad, los dotes y el valor, el compromiso y el sentido de pertenencia dignos de las tierras que nos ven nacer.
Si la reinterpretación de la Patria en Matria ya se ha hecho en otras ocasiones, ¿por qué no darle nueva vigencia al término? Sin soslayar los aportes de los así llamados “Padres de la Patria”, ¿no acaso también hubieron muchas Madres que ayudaron a independizarla, a liberarla, a construirla? La deuda histórica que el mundo entero tiene con las mujeres demanda una reinterpretación de su propia historia, de su identidad y de su idiosincrasia. Éste es un buen momento para replantear nuestros cimientos culturales y decir que nada pierde el poema de Acuña si cambiamos “patria” por “matria”, al contrario, la sonoridad y las mujeres salimos ganando.
Yo te amo… y al acercarme
ante este altar de victoria
donde la matria y la historia
contemplan nuestro placer,
yo vengo a unir al tributo
que en darte el pueblo se afana
mi canto de mexicana,
mi corazón de mujer.