¿Usar las gafas violetas?
¿Por qué está mal visto que los chicos lloren? ¿Quién impuso que el color azul sea de los hombres y el rosa de las mujeres? Éstos son algunos de los cuestionamientos que la abuela de Carlota, protagonista de El diario violeta de Carlota, nos invita a observar a través de los cristales de unas gafas moradas.
«Durante la dictadura de Franco, la censura no permitía que se viesen los pechos de una mujer en la televisión, excepto si eran los de una negra en un documental. Tal vez porque los censores consideraban que las negras no llegaban a la categoría humana.»
Gemma Lienas, El diario violeta de Carlota
¿Por qué está mal visto que los chicos lloren? ¿Quién impuso que el color azul sea de los hombres y el rosa de las mujeres? Éstos son algunos de los cuestionamientos que la abuela de Carlota, protagonista de El diario violeta de Carlota, nos invita a observar a través de los cristales de unas gafas moradas.
En las líneas del libro, de la escritora española Gemma Lienas, aprendemos y reconocemos el daño casi imperceptible que generan muchas de las actitudes diarias que realizan los hombres y que tienen repercusiones históricas en las que la desventaja y el daño siempre recae en nosotras. Mirar el mundo desde otra perspectiva que no sea la impuesta por el patriarcado es complicado, nos parece casi imposible porque aprendimos a mirar todo con la impositiva carga de mantener contento al sexo masculino. Por tal razón, la metáfora de las gafas es tan valiosa. Con ella nos atrevemos a ver el mundo desde nuestra propia necesidad, anteponiendo la dignidad humana ante la mezquindad heredada por el machismo, el hijo predilecto del patriarcado.
Te preguntarás: ¿de dónde se origina el color violeta o morado en el contexto feminista? ¿Por qué no el naranja, azul o verde? La respuesta a esta pregunta yace en la crónica urbana que relaciona este color con el de las camisas que fabricaban las 146 mujeres que murieron calcinadas en el incendio de la fábrica textil Triangle Shirtwaist de Nueva York en 1911, y que originó el Día Internacional de la Mujer*. El origen del incendio se le atribuyó al dueño de la fábrica, quien ante la evidente huelga que preparaban las trabajadoras por los descontentos laborales, prendió fuego al edificio con todas ellas dentro. Más tarde este mismo color sería utilizado por las sufragistas anglosajonas. Así que la metáfora no tiene otro objetivo que ser empáticas y empáticos ante las desigualdades obvias que las mujeres vivimos en distintos y variados escenarios.

Ahora bien, ¿de qué forma y quiénes pueden ponerse las gafas violetas? La forma no tiene un formulario, es decir no podemos obligar a todas las personas a mirar a través de estas gafas, porque ellas surgen de la concientización de las desventajas históricas, sociales, políticas y económicas de las que las mujeres somos víctimas. El uso, justo depende del nivel de compromiso que tenemos para saldar las deudas históricas que se tienen con el sexo femenino. Así que “ponerse las gafas” no es para uso exclusivo de las mujeres; los hombres tienen el doble compromiso con su uso, primero porque ellos son los que viven bajo privilegios patriarcales y segundo porque esos privilegios deben ser abolidos.
La importancia de mirar con una visión distinta radica, sin duda, en ir formando mejores y justos escenarios para nuestras congéneres y, con ello, para la humanidad entera. Así que la próxima vez que escuches que se debe tener perspectiva de género no es otra cosa que poner en acción la visión que nos regala la metáfora de Gemma Lienas, cuya novela no pueden dejar de leer.
*Organización Internacional del Trabajo, 2021. https://www.ilo.org/global/about-the-ilo/mission-and-objectives/features/WCMS_152727/lang–es/index.htm