Transfeminismos.
A manera de advertencia: Durante mi andar en el feminismo he encontrado un gran un discurso de odio y discriminación, y es el de la exclusión del movimiento feminista a las mujeres trans. Estoy segura que no podemos concebir la lucha feminista sin las mujeres trans, pues es también una de las identidades femeninas sobre…
A manera de advertencia:
Durante mi andar en el feminismo he encontrado un gran un discurso de odio y discriminación, y es el de la exclusión del movimiento feminista a las mujeres trans. Estoy segura que no podemos concebir la lucha feminista sin las mujeres trans, pues es también una de las identidades femeninas sobre las que se ha ejercido violencia, abuso y maltrato. La comunidad de las T son aquellas que también han padecido la prostitución, abusos sexuales y trata de personas. Por ello dedico a ellas, nuestras aliadas, el presente texto.
La tercera ola del feminismo ¿apropiación de lo femenino?
Durante la década de los 90’s, en los Estados Unidos se popularizó una corriente denominada feminismo transexclusionario. Esa corriente se fundamentó en la obra The Transsexual Empire: The Making of the She-Male* de Janice Raymond, en la cual propuso que las mujeres trans no pueden ser feministas porque la transexualidad respalda los estereotipos tradicionales de género, apropiándose de lo femenino; es decir, hombres usurpando la corporalidad femenina.
Esas ideas se oponían a que las mujeres no cisgénero o personas no nacidas con vulva se insertaran dentro de la lucha feminista. Sin embargo, del planteamiento anterior se desprende un enjambre de discusiones en torno a lo que significa ser mujer y ser feminista.
Es preciso cuestionar los enfoques que el feminismo transexclusionario da al género y a la agrupación de las redes feministas a partir de una máxima del feminismo: “Una mujer no nace, se hace”. Los feminismos, a través de sus transformaciones, aparejan la lucha por la abolición de todas las formas de violencia y discriminación perpetradas por el patriarcado y la heteronormatividad. Una manifestación de la violencia patriarcal heteronormativa ha sido la transfobia, pues a aquellas mujeres que por nacimiento no poseen vulva se les ha vulnerado historicamente desde los núcleos familiares y comunitarios, aparejando una estructura compleja de violencia y discriminación por motivos de identidad.
28 de junio de 1969
Durante los 60’s, algunos bares de la ciudad de Nueva York daban cita de manera clandestina grupos de la comunidad LGBT, y una práctica recurrente eran las redadas de la policía en contra de las personas que asistían a esos centros nocturnos. Sin embargo, la madrugada del 28 de junio de 1969, en el bar Stonewall Inn, la revelación de los asistentes del bar en contra de la redada sentó un precedente en la visibilizacion de la discriminación a la diversidad sexual, pues por primera vez miembros de la comunidad LGBT confrontaron a los polícias en una de sus diligencias nocturnas de intimidación. A esta lucha siguió la paulatina inclusión de la comunidad en los diferentes espacios sociales y el reconocimiento de derechos civiles como el matrimonio igualitario, la comaternidad, la adopción por familias homoparentales que, aunque todavía no se ha reconocido de manera homogénea en las legislaciones de los países del mundo, va ganando espacios.
Aquel junio fue el comienzo de una lucha importante por el reconocimiento de la identidad sexual y de género. Referirnos a los movimientos de la comunidad LGBTTTIQ+ es tema para otros artículos. Valga por el momento recapitular la fuerza histórica que han tenido los transfeminismos. Para ello, es menester hacer coincidir la lucha de la comunidad Trans con los movimientos feministas, ya que si nos referimos a la identidad como derecho fundamental de reconocimiento interpersonal y social, debe ser a partir de un proceso de resignificación de los roles de género tradicionalmente establecidos por el patriarcado.

¿Tema que divide al feminismo?
Se ha discutido dentro de los núcleos feministas si las mujeres trans pueden o no ser feministas. Esto ha llevado a grandes discrepancias entre las diversas corrientes del feminismo. Los grupos que no están de acuerdo con la existencia de los transfeminismos recuperan las ideas de la obra Janice Raymond (originalmente ubicada en la corriente radical del feminismo). A esta postura le han sumado diferentes enfoques argumentando que la naturaleza de las mujeres trans es haber nacido con el miembro sexual masculino, y por consecuencia estas “mujeres” son también, igual que cualquier hombre, hijas del patriarcado.
De lo anterior se desprende un análisis constante dentro de los feminismos: el género. La segunda mitad del siglo pasado, como hemos analizado líneas arriba, fueron décadas de gran violencia y discriminación en contra de las personas que no seguían la logica tradicional del fenotipo sexual con respecto a la identidad de género: personas no cisgénero.
Ese debate se ha manifestado en diferentes espacios, por ejemplo los certámenes de belleza en los que resulta muy criticada la presencia de mujeres trans o las competencias de deportes en dónde suele argumentarse que por su naturaleza muscular son competidoras con gran ventaja. No pretendo ahondar en críticas a las competencias deportivas, sino poner el énfasis en uno de los problemas de la manifestación de la heteronorma patriarcal en el espacio público, pues es la norma que hace del género un mecanismo de opresión.
¿Únicamente las mujeres cisgénero pueden ser feministas?
El patriarcado no afecta exclusivamente a las mujeres cisgénero, también lo hace con todo sujeto que no se adecua a la tradicional forma de vivir los roles del género. Los procesos de reconocimiento individual de las mujeres trans responden a situaciones concretas e individuales y está demás aclarar que no son procesos sencillos.
Los tratamientos hormonales, el cambio legal del nombre, las cirugias de reasignación de sexo y todo lo que implica ser una mujer trans hace que la inclusión en los espacios de la vida cotidiana incomode a la visión patriarcal a tal grado que se les dificulta llamarles por el pronombre correcto. La respuesta es clara: no unicamente las mujeres cisgénero pueden ser feministas, pues el hecho de vivir como mujer, pensar como mujer, verte como mujer te hace ser una mujer, independientemente de las visiones puristas de la vida que se limitan al criterio de naturaleza por nacimiento. Y una mujer trans también puede llamarse feminista porque el feminismo es un movimiento que las involucra directa e indirectamente. La lucha feminista es de toda aquella mujer que busca la igualdad de oportunidades y derechos ante la hegemonía patriarcal.
*El imperio transexual: la construcción del ella-él