Se acaba el invierno
Se acaba el invierno
Cristhian Sarai Carpio
Versos Violetas
Se acaba el invierno, se queda
Y el frío de las rodillas me mata
Siento pesadumbre en los hombros
Del cansancio ocioso de la nada
Ese que no duerme, que se mantiene
Con mi nostalgia, risueño se queja
Pero es incapaz de querer vivir.
Me acuerdo, entre varias sombras
Que hubo sueños plácidos espeluznantes
Quejosos también, reproches diarios de la imaginación
Se cansaron del alarde de ideas
Que vuelan, saltan en el cerebro
Y no caminan, no conocen el polvo.
Y allí los asquerosos sueños diarios, de alucinación
Fatídica, morbosa y ambiciosa
engañaron al suelo que se eleva
Cuando entre nubes camina lento el sueño
Jodido por la perversidad humana
Que endiosa y otra más traga
Pero ambas envenenan.
El invierno me despide, se queda
Con mis ojos congelados, quietos
Frívolos como siempre ven la helada
noche, con sus ojeras ondas cómplices
Del caos del dia , ojeras vivas y voraces
Esperan el crepúsculo cruel de las conjeturas
De Dante, éstas que me llevan directo al desastre
Al silencio perenne de la rabia de las horas
Donde no hay aire en los pulmones
y menos sangre en las venas.
Ya de tanto haber muerto por lo mismo
El aire se agota, la sangre se cuaja
Las lágrimas contenidas están en un abismo
Cayendo, dando gritos, cantando coplas
Transfiguradas, disfrazadas por voluntad
Consciente del infortunio y las nostalgias.
Hubo así muertes provocadas
Por mi propia mano, jalé el gatillo
Y corté mi cuello, enredé el nudo
Y atravesé mi alma, envenené mis ojos
Con fotos rojas, y mi alma hace rato no estaba
En mi casa, no con el diablo y no con dios.
Se enfureció, se espantó de los asesinos asiduos
De rostro amigo, ojos laguna de agua sucia
Y tuve muertes inducidas por esos asesinos
que devoran y escupen mi reflejo
Y aplauden cuando los veo
Hipócritas siniestros que no advierten
Que no les creo y si están es por conveniencia,
Sí, lobos infértiles, la gente como yo no tiene conciencia.
Se va el invierno, se queda
Me dejó embriaguez arrepentida
Confesiones de inconsciencia no advertidas
Pero sí con ganas de todas revivirlas
Me ha heredado besos y lujuria compartida
Muchas lenguas devorando carne putrefacta
Caricias vanas, piel de resina y pupilas dilatadas
Me heredó este miserable, pordiosero ostento de olvido,
Que te busca en los ojos del filisteo, del olvido no conseguido
Los días pasan, el sol es otro, estos días se han ido
Es cierto el invierno se va, y tu te quedas.
