Rojo sangre
Muchas mujeres hemos sufrido alteraciones en nuestro ciclo menstrual durante la pandemia. No pretendo crear un texto que ilustre o explique el problema, solo quiero mostrarles un texto que le escribí a mi cuerpo
A los seres menstruantes…
No siempre entiendo el cuerpo que habito.
Habito ciclos que inflaman mi alma,
dolores que atormentan mi lecho,
sueños que silencian mis risas.
Duermo cubierta de ríos rojos,
mareas que matan la fluidez del día,
corrientes que alimentan el fin de un ciclo.
En sus primeros días el rojo sangre es débil,
como una acuarela roja diluida con cinco capas de agua.
Al cabo de tercer día la acuarela luce la intensidad del rojo carmín y
baña las colinas distribuyendo la intensa carga del pincel.
A veces quisiera pintar solo un ratito,
postergar mi obra pictórica para el día siguiente.
o ser de los pinceles que apenas y pintan el papel.
Ha pasado una década desde la primera vez que pinté con rojo sangre
y cada vez que retomo el pincel, el cuerpo que habito me sorprende.
No siempre ha sido doloroso, no siempre mi humor es malo
pero siempre disfruto decirle: ¡hasta pronto pincel!
Los seres que pintamos rojo sangre disfrutamos y sufrimos.
no importa la cantidad de días que nos tome,
el rojo sangre es el gran misterio del cuerpo que habitamos.