Rivas Mercado, la magia incomprendida del siglo XX
La trágica historia de la vida de Antonieta Rivas Mercado, una de las mujeres mexicanas más excepcionales del siglo XX.
Antonieta Rivas Mercado es la mujer incomprendida de una sociedad conservadora, nació de la mano de un México huérfano del porfirismo, en la ciudad de México en el año de 1900, inaugurando el nuevo siglo.Su línea maternal y paternal es por demás política y artística, su madre Matilde Castellanos Haff, tuvo parentesco con Ignacio Mejía, quien luchó codo a codo con Benito Juárez y Porfirio Díaz. Su padre, Antonio Rivas Mercado, es el arquitecto que dejó el emblema más sentido para habitantes de la Ciudad de México: la columna del Ángel de la Independencia. “El oso”, que era como lo llamaban sus amigos, forjó en Antonieta un espíritu viajero y es en la figura paterna en la que confiaría ciegamente. Por ello, a la muerte de su padre queda con una ostentosa herencia pero sin su compañero de irreverencias.Contrajo nupcias a los dieciocho años, con el conservador maderista Albert Edward Blair, con él procreó a su único hijo, pero sin duda su carácter irreverente no coincidió con el de su marido. Así lo describe en su diario: “Al principio hubo unas veces maravillosas en que mi alma y mi cuerpo se fundieron en él; éramos uno y lo seguí hasta perderme para despertar después serena, reposada, como de un sueño hondo, tranquila a su lado. Pero él no sentía la diferencia. Mi cuerpo para él siempre era el mismo, el suyo para mí no. [….] no está bien que un hombre y una mujer, cuando ya no se quieren, sigan viviendo juntos. La unión de los cuerpos debe ser la de las almas y la mía no va a ti.”La maestría con la que Antonieta escribía se debe a su vasta cultura, a su cercanía con la intelectualidad y por supuesto a su capacidad políglota.
Por desgracia vivió un matrimonio poco pasional para la personalidad que ella tenía. En medio de sus distintas peleas maritales, Blair consideró que los libros eran el peor enemigo de su vínculo matrimonial. Sigue escribiendo Rivas Mercado:“Anoche quemó mis libros. […] Gourmount, Baudelaire, mi Verlaine, mis preferidos, los que había yo mandado a empastar. […] No sabe francés, yo se lo estaba enseñando así que no los puede leer y, sin embargo, dice que son perniciosos, que lo francés está podrido y que corrompe. […] Yo me quise ir. Quédate, anda, quédate, Ya que sólo quedaban rescoldos […] se me acercó, me cogió la barbilla, levantó fuerte mi cara hasta que su mirada cayó sobre mí. Le vi algo sobre sus ojos y cerré los míos. Oh, eso si que no. Dios mío. No. No.”Queda claro que es para Rivas mercado un momento decisivo en su separación y el inicio de un feminismo no descubierto. Para algunos, después de la muerte de su padre, Rivas Mercado se convirtió en la mecenas más importante del arte y la cultura en México, sin mencionar su promotoria en la candidatura de Vasconcelos, pero fue más que ello. Su personalidad dramática y artística la hicieron vestirse como pocas se atrevían en esa época, con el cabello corto y el vestido al mero estilo Charleston. Después de su matrimonio vinieron amores no correspondidos: el pintor Manuel Rodríguez Lozano y el político Jose Vasconcelos a quien conoció en Toluca el 10 de marzo de 1929. Vasconcelos rápidamente se hizo notar ante los ojos de la intelectual y fue ella misma quien pagó y promovió su campaña presidencial. En medio de ese apoyo socio-político, Antonieta se enamoró, y pese a los eruditos y biógrafos de Rivas Mercado me atrevo a decir que su enamoramiento se debió a la libertad que tenía Vasconcelos para hablar de la propia libertad de las mujeres, esa misma libertad política que ella añoraba para sus congéneres. Por desgracia, al mesías que daba luz a su pueblo, que era como ella consideraba, le esperaba un fraude electoral por parte de su rival Pascual Ortiz Rubio.“Ya tengo el esquema de mi novela. Se llama Círculo -y los capítulos: Centro, Segmento, Sector, Tangente, Excéntricos, Concéntricos-; la siento con una precisión geométrica, como teorema demostrable. Hoy la delineé, la dibuje y esta tarde voy a intentar el primer capítulo. […] Hoy supe que Alicia se negó a aceptar a mi hijo y Blair pretende se lo entreguen. No he podido comer, no he llorado, porque me esperé todo al venirme. [….] Tengo el Jesús en la boca por Vasconcelos. Cuando paso por Time Square en la noche, temo ver aparecer la noticia de asesinato abrazando la torre. Aquí ya se dice que le tienen celada en el sur, en Oaxaca. Todo sea por Dios.”Cuando Vasconcelos pierde las elecciones y su hijo le es arrebatado se conjugó la derrota política que traía consigo la pérdida de su patrimonio, al tiempo que mientras ella se encontraba en Francia, el mismo Vasconcelos le diría que su romance no daba para más, pues él debía estar con su esposa. En los rumores de su histriónica existencia, se dice que después de la acalorada discusión con Vasconcelos ella le escribió en una carta: “Indispensable sólo Dios.” Y días después se pegó un tiro en el corazón, en plena Catedral de Notre Dame, en Francia.Así pues, a diferencia de algunos historiadores, me niego a creer que el suicidio de Antonieta fue por pesar romántico, me parece que su derrota política le hizo tomar el arma de su tibio amante, creo que el perder la custodia de su hijo la trastornó. Fue todo en conjunto lo que derivó en su suicidó el 11 de febrero de 1931, dentro de la histórica catedral. Murió de forma teatral, casi mágica.