¿Qué son los micromachismos?
En los últimos años hemos escuchado hablar mucho de “micromachismos”. ¿Pero qué son y cómo entenderlos? Aquí te lo explicamos.
Las relaciones de género han cambiado y con ello las interacciones sociales en diferentes latitudes del mundo. En la actualidad, en países donde las mujeres son reconocidas como “sujetos de derechos”, es casi imposible no notar que la mayoría de los varones ya no ejercen un machismo puro. Es decir, que la mayoría de los hombres ya no muestran abiertamente su dominio sobre las mujeres. No afirmo que el machismo ha desaparecido, en todo caso considero que ha evolucionado. Pues incluso en las regiones más “desarrolladas”, económica, política y socialmente hablando, hay minorías de varones que ejercen abiertamente comportamientos violentos, dominantes y desigualitarios en extremo; así como minorías progresistas de hombres que rechazan conscientemente cualquier tipo de violencia contra las mujeres.
Sin embargo, entre estos polos extremos anteriormente descritos, podemos localizar a una gran mayoría de varones que no ejercen prácticas machistas explícitas por diferentes factores como: el temor a ser evidenciados por sus comportamientos misóginos; por evitar el rechazo en sociedades que poco a poco han aceptado la igualdad de derechos entre hombres y mujeres; por evitar sanciones o condenas legales, ya que las prácticas violentas extremas son consideradas delitos o crímenes en sus contextos; por no parecer ignorantes o intelectualmente poco desarrollados en entornos donde se enfatiza en la necesidad de la construcción de espacios equitativos para la convivencia social, etc. Y ante la incapacidad de mostrarse abiertamente machistas, el patriarcado ha creado nuevas estrategias para ejercer su dominio de maneras menos evidentes.
En otras palabras, el patriarcado ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos, y la muestra más precisa de ello es que ha “descafeinado”, por decirlo de alguna manera, ciertas prácticas machistas. La violencia machista no ha desaparecido, sólo ha modificado sus prácticas y que sea menos visible no significa que no exista, pues ahora tenemos nuevos tipos de violencia. Entre esos nuevos tipos encontramos la violencia simbólica o los micromachismos, que no son otra cosa más que sutiles y casi imperceptibles maniobras de ejercicio de poder de dominio de lo masculino frente a lo femenino, en la vida cotidiana.
Ahora bien, por asombroso que parezca, el término micromachismo no se trata de un concepto nuevo. De hecho, fue propuesto en 1991 por el psicólogo Luis Bonino Méndez, para nombrar las prácticas que atentan sobre la autonomía de las mujeres y que otros autores han llamado como “actos de tiranía”, “violencia invisible”, “violencia simbólica” o “violencia soterrada”1Soterrar(se). ‘Poner(se) bajo tierra’ y ‘esconder u ocultar’. RAE.. Para este autor, los micromachismos son “…pequeños, casi imperceptibles controles y abusos de poder cuasi normalizados que los varones ejecutan permanentemente”2Luis Bonino. «Los micromachismos». Revista La Cibeles No. 2,l Ayuntamiento de Madrid. España, 2004. p. 3.. A lo que además añade que: se tratan de “…hábiles artes de dominio, maniobras y estrategias que, sin ser muy notables, restringen y violentan insidiosa y reiteradamente el poder personal, la autonomía y el equilibrio psíquico de las mujeres, atentando además contra la democratización de las relaciones”3Ibidem. Y su práctica es altamente peligrosa ya que dada su invisibilidad se ejercen por lo general en total impunidad y con alto grado de validación social.
Como señala Luis Bonino, estos controles o abusos son utilizados reiteradamente incluso entre los varones que desde el discurso social no podrían ser llamados violentos, abusivos o machistas. Y pese a que muchos de estos comportamientos no suponen intencionalidad, mala voluntad o una planificación deliberada; son dispositivos mentales, actitudinales y corporales que son automatizados por los varones en el proceso social-educativo de “hacerse hombres”. Los varones aprenden estos comportamientos como hábitos de acción y reacción frente a las mujeres. Los modos de presentación de los micromachismos se alejan mucho de la violencia física, pero tienen a la larga sus mismos objetivos y efectos: garantizar el control sobre la mujer y perpetuar la distribución injusta para las mujeres de los derechos y oportunidades.