¿Qué es el grooming?
Se explica qué significa el concepto grooming, tan de moda en los últimos años. Una forma de acosar y violentar a menores de edad sin que éstos se percaten de ello.
Cuando era adolescente una amiga me platicó que su primo, el que más la consentía, le tocaba la vulva «accidentalmente». Él tendría unos veinte años, mientras que ella tendría unos siete.
Para cuando tuvimos esa plática su sentir era de pena y culpa, al tiempo que lo justificaba aún cuando varias amigas le hicimos ver que ella era una víctima. La plática transcurrió entre varias anécdotas de diferentes amigas que coincidían que los tocamientos de las que habían sido objeto provenían de algún familiar.
Por desgracia lo que distingue la anécdota de mi amiga, en relación a tantas otras anécdotas, fue el pesar con el que ella aceptó que había tocamientos que le llegaron a provocar placer.
Después de algunos meses el tema estuvo de nuevo sobre la mesa. Esta vez porque nuestra amiga tenía una confesión que hacernos: su primo había abusado de ella el fin de semana. El relato transcurrió entre lágrimas y culpa. Ella nos decía: ─deje que me diera besos aquí abajo y luego ya no quiso parar, fue mi culpa y me da miedo que haya quedado embarazada─. La reacción inmediata de todas las presentes fue débil, casi pasiva, no sabíamos qué decir.

La amenaza del violentador fue clara: ─¡tu quisiste, desde siempre te ha gustado que te lo haga y si dices algo les voy a decir que tú aceptaste!─. Mi amiga en ese entonces tendría catorce años y él ya unos veintisiete. Por mucho el mejor consejo que le pudimos dar fue: ─no tengas miedo y dile a tu mamá─. Pero ¿cómo era posible que una adolescente aceptara que desde niña fue objeto de tocamientos y en ocasiones hasta de grabaciones en video?
Por desgracia ella nunca le dijo a su madre y el abuso ocurrió otras tantas veces, hasta que decidió irse a vivir con su novio. Me queda claro que no unió su vida a su pareja por amor, sino por miedo y aún con ello las lenguas viperinas del colegio la juzgaron sin saber lo que vivió.
De esta historia hace media vida que la escuché y me arrepiento profundamente no haber sido tan fuerte y tan feminista como lo soy ahora para poder denunciarlo sin temor. Por desgracia está práctica es muy común y ahora, gracias a los múltiples avances del lenguaje nacidos de la exigencia de las conductas humanas, la podemos llamar claramente grooming.
La palabra grooming es un anglicismo, es decir que proviene del inglés groom, que significa ‘acicalar’, ‘adornar’ o ‘engalanar’. El concepto se refiere a una serie de conductas y acciones, deliberadamente llevadas a cabo por parte de un adulto, con la finalidad de ganarse la confianza de un menor de edad. Mediante el grooming, un adulto busca crear una conexión emocional con un menor con el objetivo de disminuir la precaución de éste y poder finalmente abusar de él, ya sea sexualmente o para introducirlo en el mundo de la prostitución infantil. En algunos casos el adulto también puede buscar la producción de material pornográfico[1].
El grooming también puede aplicarse y llevarse a cabo mediante el uso de redes sociales. Por medio de la red los delincuentes tienen mayor acceso a la convivencia con menores y con pequeños actos logran tener su confianza, generando, con el paso del tiempo, un ciberacoso.
La práctica del grooming es silenciosa y no es fortuita. En un primer momento las personas que lo implementan tienen contacto con la víctima, para después ganar su confianza, generando un vínculo de amistad que en apariencia sólo busca que el o la niña se sientan queridos o queridas, al tiempo que ganan terreno con sus padres o familiares. Una vez que se establece cercanía, seducen de forma casual al infante, aprovechando sus reacciones biológicas, generando un sentimiento de culpa. De esta forma comienza el acoso y con ello vendrá la última etapa del grooming: el abuso. Dada la confianza generada, el victimario se asegura de no ser delatado y la culpa del niño o niña ante su reacción corporal es su mejor arma.
Quizá hace algunos años pude hacer algo más por mi amiga, quizá si esta información hubiera estado en mis manos pude haberla empoderado y no dejar impune lo sucedido. A distancia le he escrito algunas veces y le he tratado de exhortar a que hable, hacerle saber que nunca es tarde para alzar la voz, pero su respuesta siempre es la misma: ─ya pasó el tiempo y el karma se lo regresó─.
Por desgracia, el karma terrenal no siempre llega. Por ello es importante seguir informando y quitando miedos a nuestras niñas y niños. Las infancias libres de violencia y abusos serán adultas y adultos sanos, sin traumas ni frustraciones, sin culpas ni vergüenzas, con autoestima y amor por sí mismas.
Si te gustó este artículo no dejes de leer nuestra crónica El día que murió la navidad, escrito por Femística Galena, que aborda precisamente este tema de las infancias abusadas.
[1] https://www.lasprovincias.es/sociedad/grooming-hijos-menores-20170620220515-nt.html