Ocho red flags para darme cuenta.
Breve cuestionario para analizar si tú familia se comporta de manera machista en las celebraciones como Navidad.
si mi familia es machista en Navidad.
La humanidad es una entidad de costumbres y tradiciones, porque finalmente sirve como medio de vinculación social, y aunque no nos guste, es necesaria para no vivir como ermitaños. La mayoría de nosotras y nosotros hemos crecido en hogares en donde se crean o continúan tradiciones de generaciones pasadas. Y en un país como México, mayoritariamente católico, la celebración de Noche Buena, relacionada al nacimiento de Jesús, es una de las más importantes. En Navidad nos reunimos para convivir con los parientes, amigos y conocidos más cercanos. En algunos hogares los festejos son rigurosamente organizados por medio de rituales religiosos que dan cierto significado espiritual a la celebración. En otros, la Navidad es un mero pretexto para reunir a todos los integrantes de la familia.
Las tradiciones como la Navidad no son en sí mismas malas o negativas, son sólo elementos que conforman nuestra cultura y nuestra forma de relacionarnos con los demás. El problema asociado a este tipo de tradiciones radica en la práctica cotidiana, sistemática y normalizada de algunos comportamientos dañinos que pueden ser perjudiciales para todas y todos los involucrados. Desde una perspectiva feminista, se pueden identificar en esta celebración ciertas costumbres familiares por medio de las cuales perpetuamos los estereotipos de género, el sexismo y el machismo en el propio seno familiar. Por esta razón, es importante hacer un análisis de nuestras tradiciones y de los comportamientos relacionados a ellas, con la finalidad de realizar las transformaciones necesarias en pro de la construcción de un mundo más equitativo y justo.
¿Tú familia es machista en Navidad?
En Femísticas te ayudamos a realizar este análisis, por medio de una serie de preguntas que te harán conocer qué tan normalizados están los comportamientos misóginos en la cena navideña que año con año se realiza en tu hogar. Antes de comenzar, reiteramos que la intención es visibilizar estos patrones de comportamiento, no que entres en debates y confrontaciones familiares (bueno… a menos que tú lo consideres necesario).

- ¿Quién se encarga de la decoración navideña en tu hogar?
Sí, sabemos que es una pregunta tal vez muy simple, pero, aunque no lo creas tiene un enorme significado. En la mayoría de los hogares, las actividades de limpieza y decoración del hogar las realizan las mujeres. Tu mamá, tu hermana, tu pareja, tú misma o alguna mujer que habite tu casa pueden estar realizando estas labores porque socialmente se las han impuesto. Y aunque sabemos que hay mujeres que disfrutan de hacer este tipo de actividades, es importante analizar si al realizarlas lo hacen por el placer de ver su hogar lindo o porque consideran, consciente o inconscientemente, que es su trabajo y obligación.
Si tu respuesta es que afirmativamente alguna mujer es la encargada de realizar estas actividades, considera entonces qué podrías hacer para cambiar la situación. Es decir, si por ejemplo, tu mamá es de las mujeres acostumbradas a realizar todo el ritual de colocar los adornos navideños, el nacimiento, de hacer la limpieza para que todo se encuentre reluciente al momento de llegar los invitados; entonces, ¿qué puedes hacer para que la carga de trabajo no sea exclusivamente de ella? ¿Cómo puedes ayudarla? O ¿quiénes deberían compartir la responsabilidad de esas actividades?
- ¿Qué persona o personas en tú hogar son las encargadas de realizar la cena navideña?
Esta pregunta es muy parecida a la anterior, porque en el seno de nuestras familias está muy normalizado que sean las mujeres las que se encarguen de la preparación de los alimentos. Nuevamente pregúntate: ¿lo hacen porque les gusta hacerlo? O ¿lo hacen porque toda la vida les han enseñado que es una actividad propia de ellas? Y en ese mismo sentido, si los hombres de la familia no ayudan con la preparación de la cena, ¿es porque no quieren hacerlo o porque la sociedad les ha enseñado que no es su trabajo? Y una vez que te respondas esta pregunta, recuerda que es importante plantearse una posible solución: ¿qué se podría cambiar para que sea distinta esta situación?
- ¿Algún integrante de tu familia hace comentarios violentos contra las mujeres?
Esta pregunta es muy importante, ya que todas y todos hemos crecido en hogares donde existe alguno o algunos personajes que constantemente hacen comentarios misóginos durante la cena navideña. Por ejemplo, el tío o la tía que habla mal sobre las mujeres que abordan con comentarios como “primero andan de locas y después quieren matar al pobre bebé”, “deberían castrarlas para que no tengan hijos si no saben cómo ser madres”, “pobres niños ellos no tienen la culpa de que sus madres sean unas putas”, etc. También escuchamos a familiares haciendo comentarios sobre cómo las mujeres de ahora ya no son como las de antes, que las feministas son unas escandalosas que no tienen nada que hacer más que estarse quejando todo el tiempo, que si verdaderamente quisieran terminar con la prostitución deberían ir a los burdeles a rescatar a las mujeres y confrontar a los tratantes de blancas, entre muchas otras “buenas ideas” que supuestamente tienen para terminar con todos los males que el feminismo denuncia actualmente.
Sin importar la opinión que puedan tener algunos de nuestros familiares, o si estamos de acuerdo o no con sus “argumentos”, o si los confrontamos o los ignoramos; la realidad es que en este tipo de reuniones podemos ver qué tan normalizado está el machismo para algunos de los integrantes de nuestra familia. Estas reuniones nos permiten escuchar qué tanta violencia se vierte contra otros u otras y su capacidad para analizar o no la realidad desde su privilegio. Si al leer estas líneas te acordaste de algún familiar y sus comentarios en la cena navideña, déjame decirte que en efecto te has encontrado en un entorno machista. Peor aún, si al escuchar estos comentarios machistas el resto de la familia lo ve como normal, lo apoya, le parece divertido o hasta lo aplaude; lamento decirte que la misoginia está más interiorizada de lo que podría parecer.
- ¿Tienes que convivir con un agresor sexual?
Lastimosamente en nuestras familias es común la presencia de “secretos” de los que nadie habla o los que todos pretenden ignorar. Ya sea porque alguna mujer de la familia ha confesado abiertamente que fue víctima de agresiones sexuales o porque toda la familia se haya dado cuenta en algún momento de la presencia de una agresión. Incluso, también puede ser porque algún pariente haya sido acusado por alguien externo al núcleo familiar. El punto es que para muchas familias es normal “apoyar” al agresor sexual ya sea porque en ese momento era muy inmaduro, porque nunca se le “comprobó nada” o por querer creer en su inocencia. Esto puede ser muy perjudicial no sólo para la mujer o niña agredida (en caso de pertenecer a la misma familia) si no también para las otras mujeres.
¿Te imaginas el trauma de tener que convivir con tu violador porque tu familia no te creyó cuando les contaste? O ¿tener que convivir con él en la cena navideña porque nunca te atreviste a denunciar sus abusos por miedo a que no te creyeran? O lo molesto que debe de ser compartir alimentos con alguien que sabes que ha sido acusado de violentar sexualmente a una niña o mujer, a pesar de que no pudieran comprobarlo o que no fuera denunciado. Si en tu familia hay un agresor denunciado públicamente o no, en donde el resto de los integrantes del núcleo familiar lo apoyan, lo solapan o ignoran sus actos, entonces, por supuesto, estás en una familia machista.
- ¿Un hombre de la familia se sienta en la cabecera de la mesa siempre?
Es muy común que en las familias exista la figura del patriarca, que puede ser el abuelo, el padre o el varón que por algún motivo sea considerado como el sostén familiar. Esto sin importar que no hayan realizado ninguna actividad para que la cena se encuentre preparada o para que la reunión se haya llevado a cabo. La figura del patriarca es frecuente en este sistema machista, donde se le da una mayor importancia al varón y se le considera como el pilar del hogar. ¿Quién ocupa este lugar en tu casa? Piénsalo un momento, ¿por qué lo hace?
- ¿Cómo tratan a las mujeres que no son parte de ese núcleo familiar?
La forma en cómo se comporta tu familia con mujeres que no pertenecen al seno familiar es una buena forma de analizar sus prácticas misóginas. Y es que con el paso de los años poco a poco se van incorporando más personas a las reuniones navideñas, por ejemplo, las parejas de algunos varones de la familia. ¿Cómo se relacionan con ellas? En algunas familias es común que reiteradamente las aíslen por ser “nuevas” en las reuniones, por no conocer las tradiciones propias de los festejos en ese entorno o sencillamente por no ser del agrado de algún integrante de la familia. ¿Te ha ocurrido? ¿Has escuchado a familiares que por alguna razón no pueden recordar los nombres de las nuevas integrantes de la reunión o se los cambian “accidentalmente”? ¿Has presenciado momentos en los que las excluyen de algunas conversaciones o actividades? ¿Te has percatado de comentarios o “bromas” violentas hacía ellas? O incluso, ¿has escuchado a tu familia hablando mal de esas mujeres cuando ellas no los escuchan o cuando no se encuentran presentes?
Aunque no lo creas, es una práctica muy común. Si quieres comprobarlo pregúntale a alguna mujer de tus conocidas cómo se ha sentido al integrarse en una reunión con su familia “política”, es decir la familia de su pareja. Pregúntale cómo ha sido su experiencia o cómo se ha integrado. Te puedo asegurar que habrá muchos comentarios al respecto, algunos tal vez positivos, otros incómodos.
- ¿Alguna persona de la familia se molesta cuando las mujeres se divierten?
Para algunas familias es impensable que las mujeres se diviertan en estos festejos, porque en lugar de estar bebiendo o bailando deberían estar atendiendo a los invitados. Si te ha tocado observar cómo algunas personas se incomodan al ver a las mujeres divertirse o incluso les hacen comentarios como el de “ve a ayudar a la cocina”, “por qué no vas a ver en qué puedes ayudar a las que están sirviendo” o “tomas como si fueras hombre”; por supuesto, que has presenciado prácticas misóginas.
- ¿Tienes que ser amable o cariñosa con personas que te violentan en tu propio hogar?
Algunas de nosotras hemos crecido en hogares donde nos han enseñado que es importante ser amable con los familiares, esto con la intención de evitar conflictos, mostrarnos educadas o mantener la armonía familiar. Nos han dicho una y otra vez que no respondamos a las agresiones, que entendamos que así es la dinámica familiar o que a la familia se le acepta siempre como es, porque “por eso somos familia». Y en el marco de estos comportamientos aprendidos, muchas mujeres “toleramos” comentarios o agresiones por parte de familiares. Incluso, desde que somos pequeñas nos enseñan que debemos ser “lindas” y “amables” aunque nos hagan comentarios sobre nuestro aspecto físico, sobre nuestra forma de pensar o de comportarnos. ¿Quién no ha escuchado cuando les dicen a las niñas “dale un beso a tu tío”? Aunque la pequeña no quiera hacerlo. ¿Has visto algún comportamiento similar?
Si respondiste a más de una pregunta afirmativamente o recordaste algunos de los comportamientos antes descritos, definitivamente la reunión familiar a la que acudes año con año tiene tintes misóginos. Sin embargo, recuerda que, a pesar de que se trate de tus seres más cercanos, tú no eres responsable de sus comportamientos. Tal vez puedes en algún momento visibilizar estos actos frente a tus familiares con la intención de intentar generar cambios al respecto, pero esos cambios no van a ser posibles hasta que tu propia familia no sea consciente de sus patrones de conducta misóginos. Y más importante aún, no existirá posibilidad de cambios reales hasta que los integrantes de tú familia tengan la intención de eliminar esas prácticas.
Así que no te desgastes, tienes varias alternativas. Puedes, por ejemplo, establecer límites con tus parientes y dejarles claro que deben de respetar que no veas las cosas de la misma manera que ellos. Puedes también mantener una distancia prudente entre tu familia y tú, no necesitas acudir a todas sus reuniones y menos si su comportamiento te resulta incómodo. En caso de que vivas con esas personas, siempre es adecuado buscar tú propio espacio. Y en casos más radicales, también es posible romper vínculos familiares que te afectan, anteponiendo tu salud mental frente a los demás.