¿Despenalizar el aborto en todo el país?
¿Qué le hace falta a México para legalizar a nivel federal la interrupción del embarazo? ¿Por qué nos cuesta tanto aceptar la ILE como una solución al problema de salud pública de los embarazos no deseados?
Éstas y otras preguntas las analizamos en el presente artículo.
A nuestros lectores y lectoras de Femísticas, en semanas recientes el tema del aborto ha generado bastante ruido en los medios de comunicación debido a su despenalización en Argentina y Corea del Sur, lo que nos ha permitido ver una infinidad de opiniones encontradas respecto a si México debería adentrarse en la corriente de esta marea verde. De hecho, el Presidente López Obrador se ha pronunciado a favor de realizar una consulta popular para saber si en este país —donde se matan a 10 mujeres al día, donde se agrede sexualmente a las mujeres de todas las edades, y donde permea una cultura misógina y conservadora— se debe garantizar el acceso a la interrupción legal del embarazo de forma segura.
El Gobierno Federal asegura trabajar para favorecer a un amplio sector de la población que se ha visto altamente precarizado en las últimas décadas. Y es precisamente por esto que se han institucionalizado una gran cantidad de apoyos económicos para dicha población. Sin embargo, pese a que no pretendo cuestionar las ayudas por parte del gobierno a los menos favorecidos; sí considero que es importante cuestionar que los representantes del Estado parecen no darse cuenta que esas largas filas de personas que necesitan apoyo son engrosadas mayoritariamente por mujeres.
Mujeres que por diferentes situaciones son quienes se encuentran vulnerables económica, social y culturalmente. Una de esas situaciones es justamente la asociada a los embarazos no deseados. Ya sea por una educación sexual limitada, por la falta de acceso o fallas en los métodos anticonceptivos o por exposición a violencia doméstica y familiar, resulta que hay miles de mexicanas que cada año deben tomar la decisión de continuar con una gestación no deseada o abortar. Por esta razón, es importante hablar sobre el aborto, los tipos de abortos y los riesgos de su práctica insegura.
Comencemos por definir los conceptos que abordaremos. El aborto es la interrupción del embarazo. Este proceso puede ser involuntario o voluntario. Los abortos involuntarios son aquellos en donde no existe una intención explícita para provocarlos, sino que surgen de manera espontánea. Por lo general, al revisar bibliografía médica, la mayoría de este tipo de abortos se relacionan con malformaciones congénitas del producto y ocurren en el primer trimestre de gestación. Del 15% al 20% de los embarazos que se diagnostican clínicamente se pierden en el primer trimestre o al inicio del segundo, sin ninguna repercusión materna1Jorge F. Menéndez. “El manejo del aborto espontáneo y sus complicaciones.” en Gaceta Médica de México. Vol. 139. México, 2003..
Por otro lado, los abortos voluntarios son aquellos en los que la mujer que está en proceso de gestación decide interrumpir el embarazo. En países como Cuba y Uruguay, donde legalmente se encuentra permitido, en donde hay programas específicos que permiten el acceso a la atención sanitaria necesaria para abortar de manera segura, el aborto voluntario se lleva a cabo de una manera adecuada y encaminada a proteger la salud de la mujer. En este tipo de casos, los abortos pueden realizarse por medio de procedimientos farmacológicos o quirúrgicos. Cuando se realizan farmacológicamente se utilizan medicamentos que inducen la contracción de la musculatura uterina. El fármaco más empleado y seguro es el misoprostol, el cual es suministrado bajo supervisión médica. En cuanto a los procedimientos quirúrgicos son aquellos en los cuales se realiza una dilatación del cuello uterino y la succión del material conexo del útero y el producto. Ambos tipos de procedimientos son acompañados de ultrasonidos para verificar que se hayan practicado correctamente y así evitar riesgos para las mujeres. La elección del método para realizar la interrupción del aborto voluntario depende principalmente de las semanas de gestación que se tengan al momento de solicitarlo y de los protocolos de atención que se hayan definido al momento de construir los programas de salud pública con los cuales se brinda el servicio a una población.
También es de suma importancia hablar de los abortos inseguros, que son aquellas interrupciones del embarazo que son practicados por personas sin capacitación o sin experiencia, en un ambiente que carece de los estándares médicos mínimos para su realización. Estos abortos se realizan en entornos clandestinos, ya que por lo general se practican en lugares donde se criminaliza esta práctica y es considerada ilegal2 Organización Mundial de la Salud, 1992. https://www.who.int/bulletin/volumes/92/3/14-136333/es/#:~:text=La%20Organizaci%C3%B3n%20Mundial%20de%20la%20Salud%20(OMS)%20define%20el%20aborto,ambas%20cosas%20a%20la%20vez.
A pesar de que a nivel internacional el aborto se posiciona como un elemento fundamental para el respeto de los derechos de las mujeres y para evitar las defunciones asociadas a la práctica de abortos inseguros, en México la despenalización del aborto a petición (voluntario) sólo es legal en la Ciudad de México y en Oaxaca, desde el 2007 y 2019 respectivamente. En el resto de los estados del país, al aborto inducido se le considera legal en todos los códigos penales estatales únicamente cuando se trata de mujeres víctimas de violencia sexual. En Guanajuato y Querétaro se permite el aborto inducido cuando existe un riesgo para la vida de la mujer. En 13 de los 32 estados de la república es posible abortar cuando se presentan deformidades fetales graves; y en el estado de Yucatán, desde 1922, se incluyen factores económicos o situaciones como cuando la mujer ya ha dado a luz a tres o más niños3Marta Lamas. La despenalización del aborto en México. FCE. México, 2017..
Las discusiones sobre la despenalización del aborto en nuestro país y en todo el mundo deben de enfocarse en evitar las muertes asociadas a abortos clandestinos, es decir, en mitigar un problema de salud pública, pues eso es lo que generan las muertes de mujeres que se han practicado un aborto inseguro. Además, este debate debe de abordarse desde una perspectiva de derechos humanos y de no discriminación. De derechos humanos porque se debe garantizar el acceso al derecho universal a la salud. Como un medio de no discriminación porque se debe garantizar que todas la mujeres tengan acceso a los servicios sanitarios adecuados, sin importar su condición socioeconómica, cultural, religiosa, étnica y política.
La despenalización sirve para que no se criminalice a las mujeres que deciden abortar, pero también a las que no lo decidieron. Actualmente existen mujeres acusadas de homicidio en las cárceles mexicanas y de América Latina, por abortos espontáneos que, según el criterio de jueces y burócratas, pudieron ser provocados. En México hay mujeres que son cruelmente castigadas por abortar, algunas de ellas delatadas por el gremio médico quienes dan aviso a las autoridades cuando observan restos de misoprostol en una mujer que llega a urgencias, violando la confidencialidad médico-paciente.

La criminalización de los abortos en México es la causante de que existan mujeres encarceladas por abortos espontáneos injustamente. Tal como le ocurrió a Evelia Matus, una mujer indígena maya que en 2009 fue sentenciada por la Fiscalía del estado de Yucatán a 12 años de prisión por haber asesinado a su hijo. Evelia ha relatado a medios nacionales e internacionales, que ella desconocía su condición. De hecho, cuenta que acudió al Hospital comunitario del Peto, acompañada de su madre, porque saliendo de misa se desmayó y comenzó a sangrar de manera abundante. En ese hospital terminó pariendo a un bebé vivo, que falleció en cuestión de minutos. Sin embargo, el desconocimiento de su embarazo no fue factor suficiente para evitar que pagara su sentencia en el centro penitenciario de Tekax. Doce años encerrada por el asesinato de un bebé que Evelia desconocía que estaba gestando, producto de una violación a la que nadie pareció darle importancia. Evelia aprendió a hablar castellano en la cárcel, gracias a sus compañeras, ya que antes solo sabía maya. Durante su proceso judicial no tuvo ni siquiera acceso a un traductor, por lo que se fue enterando del motivo de su sentencia tiempo después de concluido el proceso. En el 2014 Evelia presentó un recurso de apelación motivo por el cual le redujeron la condena y salió en libertad en el 2019, tras cumplir 10 años de su sentencia.
Así que, respondiendo a la pregunta sobre si México debe navegar hacia la marea verde, debemos responder con un SÍ rotundo. Sin embargo, ni las instituciones gubernamentales ni sanitarias están actualmente capacitadas para ello. Los representantes políticos no parecen interesados en debatir siquiera acerca de la despenalización del aborto. Y la sociedad, la misma a la que el señor presidente quiere consultar, se muestra indolente ante la muerte de mujeres por abortos clandestinos, ante las condenas ridículas de mujeres por abortos espontáneos, ante los feminicidios, ante la violencia diaria de género. México se encuentra muy lejos aún de la corriente marítima de países como Argentina, Cuba, Corea del Sur o Uruguay. Países donde se han dejado de lado las creencias personales, con el objetivo de garantizar el derecho a las mujeres de no morir rodeadas de instrumentos rudimentarios y antihigiénicos, en manos de personas sin las capacidades necesarias para realizar interrupciones de embarazos no deseados. Países que han optado por la salud pública y por los derechos de las mujeres. Países que se han embarcado en el navío de la equidad y los derechos humanos, y que ya navegan sobre las dignas olas de la marea verde.
1 Jorge F. Menéndez. “El manejo del aborto espontáneo y sus complicaciones.” en Gaceta Médica de México. Vol. 139. México, 2003.
2Organización Mundial de la Salud, 1992. https://www.who.int/bulletin/volumes/92/3/14-136333/es/#:~:text=La%20Organizaci%C3%B3n%20Mundial%20de%20la%20Salud%20(OMS)%20define%20el%20aborto,ambas%20cosas%20a%20la%20vez
3Marta Lamas. La despenalización del aborto en México. FCE. México, 2017