Mis despropósitos para este 2022

El comienzo de un nuevo ciclo en el calendario siempre trae consigo los típicos propósitos de año nuevo y en estos primeros días que han transcurrido del 2022 me he preguntado cuántas veces esos propósitos son producto de la exigencia de otras personas y no de mis necesidades.

¿Nos damos cuenta lo exigente que es la construcción del mundo patriarcal para con nosotras, las mujeres? 

El noviazgo de película, el matrimonio antes de los 30, la maternidad romantizada,  el hogar perfecto y la decencia femenina son factores que rigen los propósitos de la feminidad esclavizada, porque si quieres lograr todo lo anterior, tu imagen ante los ojos del consumo patriarcal debe ser la más cercana a la de los deseos del macho.

Por ejemplo, bajar de peso debería tener siempre, siempre, una iniciativa de bienestar en la salud y no un objetivo para poder usar ropa que está de moda, o para estar más delgada el día de tu boda. Lastimosamente, el autoestima de muchas mujeres se ve dañado a causa de la presión social, las redes sociales y el mundo virtual, que nos marcan la tendencia de la belleza de consumo, pues los likes en videos y fotos son directamente proporcionales a cuan cosificada puede ser tu cuerpa. 

Y claro, con relación a esa cosificación están determinadas las posibilidades de tener una pareja y, si ya la tienes, el hecho de ser una mujer “bien cuidada», aminora la posibilidad de que tu hombre te sea infiel, aunque claro no es garantía. 

La presión que ejerce el patriarcado en nuestra relación con nosotras mismas es aterradora, la soledad en las mujeres es vista como abandono. Por esa razón, el matrimonio y la maternidad son, ante los ojos de una sociedad conservadora, la cura para no ser las solteronas de la familia. 

Lo único que me emociona es encontrar cada día más mujeres que son conscientes de su cuerpa y de su soledad, cada vez somos más las que deseamos paz mental para avanzar sin miedos. Por lo anterior, y en respuesta a los años y años de escuchar propósitos producto de los cánones patriarcales, propongo estos despropósitos:

• Despropongo ser la mujer de cuerpa perfecta y propongo ser la mujer que más se ama desde la uña del pie izquierdo, hasta la cabeza donde nacen mis sueños.
• Despropongo viajar para posar ante las miradas de instagram, y propongo caminar para recuperar la felicidad que algún día perdí.
• Despropongo tener un título universitario que satisfaga a terceros y porongo hacer con mi vida lo que dicte mi vocación.
• Despropongo buscar un novio o un marido, me propongo encontrar en mi soledad la paz que necesito.
• Despropongo mantener una relación amorosa perfecta que cobra factura a mi autoestima, propongo elegir estar sólo con la persona que me haga avanzar y sume alegría a mi vida.
• Despropongo procrear porque el reloj biológico presiona o ser la madre perfecta, y propongo ser responsable ante la debacle del mundo y nunca abandonar mi feminidad.
• Despropongo ser una mujer exitosa a costa de mi deshumanización y me propongo ser empoderada, empática y sorora.
• Despropongo hacer riquezas para el consumo, me propongo trabajar por mi estabilidad económica, emocional y mental.
• Despropongo ser la víctima de las historias que vivo, propongo ser la protagonista de todos los días que le resten a mis latidos. 
• Y finalmente, despropongo la obediencia resignada a los principios de la mano patriarcal, propongo deconstrucción para ser más autónoma y más libre.

La insurgencia ante la exigencia del mundo es amorosa, porque en ella cuidamos de nuestra persona pero también abrazamos a las y los vulnerables. Así que este 2022 no cumplas con los propósitos impuestos, amorosamente sé insurgente y revolucionaria.