Lo que nos dejó el 2021.
El feminismo en México ha crecido exponencialmente. El 2021 pasará a la historia como un año en el que las feministas accionaron en redes sociales el arma para llegar a la población femenina más joven. Con ello la información de los movimientos se ha difundido y ganado adeptas. Redes sociales como Tik tok e Instagram…
El feminismo en México ha crecido exponencialmente. El 2021 pasará a la historia como un año en el que las feministas accionaron en redes sociales el arma para llegar a la población femenina más joven. Con ello la información de los movimientos se ha difundido y ganado adeptas.
Redes sociales como Tik tok e Instagram se hicieron plataformas para que mujeres informaran y se informarán del surgimiento, avances y denuncias que envuelven a esta contraideología. Videos cortos de gran impacto en los que se definen tecnicismos, se aborda teoría, se comparten vivencias del estrago de la violencia machista, etc., han permitido que adolescentas tomen partida y voz en los temas que pocas veces eran conocidos o explorados.
En materia jurídica, la Suprema Corte de Justicia de la Nación hizo posible un avance que marcó un precedente en la tipificación del aborto como delito al declarar inconstitucional encarcelar a las mujeres por interrumpir su embarazo; y pone en el centro de la mesa el tema de la vida humana desde la concepción.
Hidalgo, Veracruz, Baja California y Colima, fueron los estados en los que la marea verde arrasó, siendo el 2021 el año en que más congresos locales dieron su voto a la maternidad libre y deseada.

Con seguridad, digo que han sido las demandas y luchas sociales organizadas de las mujeres las que lograron que en cada una de las entidades donde es una realidad la despenalización del aborto, se escuchara la voz de las mujeres que exigimos el respeto a la autonomía de nuestras cuerpas. Hemos sido las activistas del feminismo las que desde cada una de nuestras trincheras no detuvimos la lucha en medio de una pandemia que nos mostró que el enemigo vive en casa, no paramos ante las críticas del Ejecutivo Federal y mucho menos ante la represión de las críticas reaccionarias.
Las marchas, mítines y plantones que muchas y muchos cuestionan, permitieron la adición de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y al Código Penal Federal, que fue aprobada por el Senado en noviembre del 2020 y que entró en vigor a nivel federal en junio del 2021. Esta adición fue el resultado de la valiente lucha de la activista Olimpia Coral Melo. La ley Olimpia, impone penas de hasta seis años por difundir imágenes de contenido íntimo y sexual sin el consentimiento de la persona implicada.
Alexis Rafael “N”, en el mes de abril, fue el primer detenido por esta Ley Olimpia y vinculado a proceso por los delitos contra la intimidad sexual simple y extorsión simple, en grado de tentativa. Le secundó la capital hidalguense, Pachuca, donde en el mes de julio se vinculó a Juan «N», acusado de violencia digital al distribuir y vender fotos y videos íntimos de 40 mujeres, sin su autorización.
Los avances fueron contundentes, no así suficientes, las deudas aún son infinitas pero la satisfacción de saber que la presión colectiva tiene frutos en las agendas de las distintas entidades alienta a no bajar la guardia.
El 2022 seguirá teniendo el grito por la libertad de vivir seguras, el grito de “¡No nos maten!”, pero alienta saber que estamos acompañadas y que vamos avanzando en grupo, con el puño en alto y con la mirada en un futuro en el que las nuevas generaciones de mujeres no tengan que ser cuestionadas en su autonomía reproductiva, sexual, económica, familiar y sobre todo un futuro sin violencia.
En el horizonte, las feministas tenemos la meta de la libertad, la libertad de recuperar espacios, la libertad de vivir sin estereotipos, la libertad de vivir sin miedos y para ello la deconstrucción es nuestra arma letal contra toda acción de represión del patriarcado.