¿Es real la homofobia?
Breve reflexión sobre el día internacional contra la homofobia
Imagina que un día descubres un pedazo de tu ser que no conocías ni esperabas. Supongamos que de pronto sientes un amor indescriptible por las flores, y todo en ellas te encanta, desde la forma en cómo huelen hasta todo aquello que las conforma y las hace ser. Y cuando menos lo esperas, te das cuenta de que está mal visto por la sociedad, que es prohibido.
No entiendes por qué la gente que lo siente y lo demuestra es discriminada, violentada e incluso asesinada por tan “infame declaración”, cuando las flores son algo natural y bonito. Pero igual intentas reprimirlo, dejarlo guardado en lo más profundo de tu ser porque sabes que si lo dices podría haber repercusiones fuertes: puede que mamá y papá te den la espalda, puede que pierdas tu empleo, puede que incluso te etiqueten como alguien peligrosx.

Pero no es grato, no puedes ignorar quién eres, no es cómodo. Así que te armas de valor y empiezas a ser tú mismo, deseando lo mejor pero preparado para lo peor. Y descubres que hay muchas personas que viven con ese mismo miedo a ser, y encuentras apoyo en aquellxs que tomaron el riesgo antes que tú. Tu entorno cambia, las flores te rodean e incluso empiezas a buscar aquella que te gusta más. Y te topas con malas experiencias, con malos tratos y gestos de desaprobación, y son tan frecuentes y tan obvios que llegas al punto en que no te afecta, porque vale más ser tú que lo que los otros digan.
Este pequeño montaje que viste rodar en tu imaginación es la historia de miles de personas homosexuales, bisexuales y transexuales a lo largo de los últimos años. En la modernidad del nuevo siglo, todavía llegamos a encontrar discriminación hacia la comunidad LGBTQ+, que si bien no es tan agresiva como en la época de nuestros abuelos, sigue siendo violenta, clasista, racista, violatoria de derechos humanos. ¿En qué momento pierdes tu dignidad o tu valor por amar? ¿Quién dicta al amor? ¿Vale la pena dejar de ser unx mismx por un constructo social?
En la época de la Edad Media, la homosexualidad era castigada con castración, destierro o pena de muerte; el lesbianismo era descrito como “una mujer que se comporta como hombre” y ambos eran perseguidos por “herejía”. Las obras de Safo fueron mandadas a quemar, en Panamá mataban travestis y los echaban a los perros como alimento, y todo esto bajo el argumento de la religión y el pecado.
Miles de personas fueron asesinadas sencillamente porque a un superior no le pareció correcto su forma de actuar y ser. Y sin embargo, hay registros de muchas figuras históricas con conductas claramente homosexuales; algunos no vieron verdaderas repercusiones, otros lo perdieron todo, y otros sólo salen a la luz por eso. Más adelante, la homosexualidad es vista como una enfermedad mental y tratada como si fuera esquizofrenia, causando más muertes pero ahora en nombre de la medicina. No es hasta el 17 de mayo de 1990 que la Organización Mundial de la Salud (OMS) la elimina de la lista de enfermedades mentales, argumentando que esto es sólo una de las muchas expresiones de violencia contra esta comunidad.
En el año 2004 se comienza a conmemorar como un “día internacional contra la homosexualidad”, en 2009 se incluye la transfobia y en 2015, la bifobia, dando así el nombre de “Día internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia”. La violencia basada en los gustos sexuales de la gente va contra cualquier derecho humano, es por eso que la conmemoración de este día es tan importante. Porque nos permite visibilizar que en pleno siglo XXI sigue habiendo comportamientos homófobos, como el grito de “Heeeeeee… ¡puto!” en los juegos de fútbol; porque la transfobia se percibe día a día en los asesinatos de mujeres trans por razones de odio y de género; porque la bifobia sigue estando presente cuando pensamos que los bisexuales “tienen que decidirse por un sexo u otro, ser bisexual es no tomar una decisión”.
En este día, 17 de mayo, la visibilización de estos fenómenos es de suma importancia, pues al reconocer que existen estos problemas en nuestras sociedades podemos comenzar a hacer consciencia y discutirlos. Abramos el debate.