Entre dichos y decires mexicanos
México es un país reconocido por la riqueza de su lenguaje y sus muchos refranes, frases y juegos de palabras… Sin embargo existen algunas frases que dejan entrever la cultura machista y la idiosincrasia patriarcal que está detrás.
México es un país reconocido por la riqueza de su lenguaje, sus muchos refranes, frases y juegos de palabras, caracterizados por ser tan variados y versátiles que son casi aplicables en casi cualquier situación. Frases como “A otro perro con ese hueso” o “Quedaste como el perro de las dos tortas” no hacen referencia a verdaderos animales, pero se utilizan en ocasiones en las que el humor ayuda a aligerar el ambiente generado ante alguna situación o anécdota incómoda.
Sin embargo, junto a la inocencia y el humor de estos dichos y decires mexicanos, existen algunas frases que, si bien su intención no es fomentar el odio, considero completamente innecesarias en el hablar coloquial. Es cierto que el uso de todas estas frases es casi nulo entre generaciones jóvenes, pero el conocimiento que pueda pasar generacionalmente persiste, y generar conciencia de nuestra cultura es importante para no repetir errores.

Una frase común en los estados del norte de la república es la de “Así sí baila mija con el señor”. Esta frase se suelta cuando alguna persona muestra una cantidad de dinero importante al realizar apuestas o transacciones, pero discretamente hace referencia al “intercambio de bienes”. El matrimonio infantil forzado o la trata de personas en nuestro país no resuena como otras noticias, pero no quiere decir que no suceda, y visibilizar este tipo de acciones como algo común o chistoso no es la mejor manera de hacerlo.
Otra frase, quizá un poco más escuchada, es la de “Bailar con la más fea”, en la que se compara a una mujer con una actividad desagradable. Esta frase habla de la obligación de realizar una actividad, aunque no se quiera, que es algo que todos debemos hacer en algún momento. Sin embargo, la comparación realmente está demás, sobre todo en estos tiempos en los que “La fea” bien podría no querer bailar contigo.
Como éstas, hay muchas otras frases con una extraña inclinación a referirse a la mujer y sus “obligaciones” (levantarse temprano, servir, etc) o sus deficiencias. No es sorpresa en un país machista, pero para cambiarlo, se hace necesario arrancar de raíz estás costumbres.
Si algo nos ha enseñado el macho (¿macho?) de la literatura mexicana, Octavio Paz, es que el lenguaje construye idiosincrasia, crea cultura. Pero esta cultura está determinada por factores reales de la historia y la sociedad. En aquella donde la mujer es la derrotada, la vencida, la violada, la utilización del lenguaje es igualmente machista y patriarcal: de dominio, de conquista, de colonización. Ante los dichos, los decires, los refranes y piropos que caracterizan la riqueza del español mexicano, no es gratuito que la palabra prostituta sea la que más sinónimos tiene en este lenguaje. Así que mientras no reflexionemos en la naturaleza misma de las palabras, su intención semántica, así como en la complejidad de sus cambios y transformaciones, seguiremos perpetuando, a través del lenguaje, una cultura dominante, machista, intolerante y patriarcal.