El Patriarcado, el inexistente enemigo imaginario.
El origen del patriarcado y cómo es que los hombres interpretan como algo negativo que las mujeres tomen conciencia e intenten ver y pensar por ellas mismas, sin ataduras.
“Multiplicaré tus dolores en el parto,
y darás a luz a tus hijos con dolor.
Desearás a tu marido,
y él te dominará”.
Del Génesis, aprendí que Dios nos creó para ser las compañeras de sus primogénitos. También, aprendí que el hombre debe ser el proveedor de los alimentos a su mujer. Además, aprendí que el hombre fue dotado de fuerza para desarrollar el trabajo; y por supuesto, el hombre debe ser temeroso a Dios. Finalmente, aprendí que las mujeres poseemos la virtud de parir con dolor y que debemos ser sometidas por nuestro hombre.
Dios nos organizó muy bien en el Génesis, estructuró la forma de vida y pensamiento que debíamos tener. Sin embargo, ¿tú eres atea/o? O ¿eres agnóstico? Es probable que seas hinduista, budista, judía/o, creyente del séptimo día, cristiano ortodoxo, cristiano evangélico; o quizá, puede ser que rindas culto a la muerte, etc. Sin importar a la iglesia a la pertenezcas o de la que no formes parte, ¿cuál crees que es el origen de la creación del hombre?
A este punto de la lectura, seguro te estarás preguntando, ¿es entonces la religión el origen del patriarcado? En primer lugar, es necesario que establezcamos una definición de patriarcado, con el objetivo de tener una base conceptual y evitemos los odios racionales; para que no piensen que “es una invención nuestra”. También queremos evitar que comience el desfile de frases que niegan la existencia del patriarcado con argumentos como el de que “hay más homicidios que feminicidios”, o el de “en los frentes de guerra la gran mayoría son hombres”; incluso el argumento tan sonado de “hay más suicidios en hombres que en mujeres”. Falacias que por lo general rematan con un apabullante ¡sí no me crees, tengo los datos!
Definiendo lo evidente.
Kate Millet, en su libro más conocido y leído, Política Sexual, escrito en la década del 70, teorizo de manera formal lo que las feministas pertenecientes a la segunda ola ya habían advertido, Millet define al patriarcado como: una de las estructuras de poder, por medio de la cual los hombres dominan a las mujeres.
Entiéndase estructura de poder, el sistema que hace más apacible la dominación de un grupo social, en el caso del patriarcado, tiene ese objetivo: la dominación.
Del origen del patriarcado.
Esta dominación es milenaria, podemos hacer un alto reflexivo y recordar que durante las etapas de evolución del “hombre” en un principio se “usaba solo la fuerza” para sobrevivir. Los hombres tenían que cazar, resistir el ataque de animales, aguantar las tempestades e inclemencias del clima; por lo que biológicamente los hombres resistían esos embates; cabe aclarar que, eso no significa que las mujeres no desarrollarán habilidades distintas, como la agricultura.
Sin embargo, una vez que pasaron al sedentarismo, ocupando el raciocinio que los distinguió entre las bestias, ya con las civilizaciones fundadas, las mujeres comenzaron a ser limitadas, porque como lo refiere la historiadora austríaca Gerda Lerner:
“El patriarcado es una creación histórica elaborada por hombres y mujeres en un proceso que tardó casi 2.500 años en completarse. La primera forma del patriarcado apareció en el estado arcaico. La unidad básica de su organización era la familia patriarcal, que expresaba y generaba constantemente sus normas y valores”.
De esta manera, podemos ver cómo este sistema de dominación surgió hace siglos, de tal forma es justificable definirlo como “el gobierno de los padres”. En el libro Legitimidad: Los cimientos del estado social, democrático y de derecho, Clara Serrano y Luis Alegre especifican que la opresión a las mujeres no es caso aislado, sino que es sistemático y colocan siempre en una situación de privilegio a los hombres.
Dolors Reguant escritora del libro La mujer no existe puntualiza de forma muy concreta:
“El Patriarcado es una forma de organización política, económica, religiosa y social basada en la idea de autoridad y liderazgo del varón, en la que se da el predominio de los hombres sobre las mujeres, el marido sobre la esposa, del padre sobre la madre y los hijos e hijas, y de la línea de descendencia paterna sobre la materna. El patriarcado ha surgido de una toma de poder histórico por parte de los hombres, quienes se apropiaron de la sexualidad y reproducción de las mujeres y de su producto, los hijos e hijas, creando al mismo tiempo un orden simbólico a través de los mitos y la religión que lo perpetuarían como única estructura posible.”
Por ello, vemos como a las mujeres de forma constante se nos ha hecho sentir avergonzadas de nuestra biología, de nuestra cuerpa. Podemos ver porque los mitos religiosos y las construcciones de los hombres sobre nosotras, han llegado a un punto tal, de ver a la menstruación como un símbolo de castigo e impureza. Incluso, vemos como se ha construido la idea de que en las mujeres, el sexo debe limitarse o prohibirse, situación por la cual nos han restringido por siglos del placer; imponiéndonos culpa. Todo esto nos lleva a teorizar del motivo de la opresión.
Los egoístas, motivos del patriarcado.
La opresión sexual es el inicio de todas las opresiones, y lo es porque somos las encargadas de la procreación, al ser las que biológicamente estamos dotadas para maternar y preservar la especie. De las diferencias biológicas nació la jerarquización de las funciones y del “orden” de las civilizaciones, deriva la mutilación del placer. Afirma la psiquiatra estadounidense, Mary Jane Sherfey que nuestra capacidad orgásmica, llevó a la supresión del impulso sexual para satisfacer las necesidades culturales, todo en nombre de la monogamia al servicio de una civilización centrada en los hombres.
Pues, una vez suprimida nuestra capacidad orgásmica, el hombre vendrá a defender lo adjudicado como suyo, naciendo con ello “El sentido de propiedad”; apropiándose primero del territorio, luego de la naturaleza, posteriormente de nuestras cuerpas y sus productos, de las hijas e hijos. Y con todo ello, resulta como dice Rita Segato, la dueñidad. Para Segato, en este sistema hay amos y esclavas. Y a todo esto hay que añadir lo que la argentina, Rita Laura, enfatiza al mencionar “que los hombres se respetan entre si, cuando tienen la misma jerarquía, no más.”
Todo lo anterior, nos lleva a confrontar los argumentos planteados en contra de la existencia del patriarcado. Cuando se argumenta que hay más homicidios que feminicidios, es necesario responder que esto es a causa de la escala de poder y jerarquía; no se niega que haya más homicidios, lo que se debe de aclarar es que éstos se llevan a cabo por diferentes circunstancias. Los asesinatos de hombres, son efectuados por hombres en su mayoría. El hecho de que haya más suicidios en “ellos”, es porque los amos, los más poderosos han mostrado a sus congéneres que la sensibilidad no los hace avanzar; lo que los lleva a estados de represión seguidos de catarsis, que finalizan en una necesidad de desahogo que al no encontrarla los lleva a efectuar su propia muerte. Si hay más hombres muertos en los frentes de guerra, es porque las guerras las hacen en su mayoría hombres con determinado poder y se hacen por ganar poder.
¿Y qué sucede con tanto poder acumulado, cuáles son sus consecuencias?
El poder es el objetivo más próximo a los hombres, teniéndolo han hecho sociedades que violan y mutilan el cuerpo de las mujeres, que en nombre del progreso se han tomado la tierra como suya y también la han mutilado, el capitalismo encontró una base para producir, tener oferta ante la demanda y alimentar a la sociedad consumista.
Debo aclarar que el teorizar respecto al patriarcado y sus efectos no es para señalar como culpables a los hombres y marcarlos como antagonistas de la historia. Por el contrario, teorizar sobre el patriarcado es para comprender nuestra forma de organización y para ver las posibles alternativas de cambio; nos queda claro que no funciona vivir en mundo patriarcal, donde el resultado es un mundo injusto, desequilibrado y violento. Cuando se comprenda esto los hombres podrán ser conscientes de sus efectos en su persona y el de las mujeres.
El patriarcado ha sabido la forma de perpetuarse, de arraigar sus principios, sus visiones; a un punto tal, que nos parece imposible vivir en un mundo sin él. Su influencia es tan grande que las mismas mujeres lo defienden y lo justifican en nombre de la religión, de Dios, del Estado de Derecho, de las buenas costumbres. A pesar de que esta forma de organización nos mata, nos restringe, nos objetiviza y decide arbitrariamente la negación de autonomía de nuestras cuerpas. Hay personas defendiendo el patriarcado aun cuando éste nos ha llamado putas por gozar de nuestra sexualidad, aun cuando nos ha llamado débiles por mostrar nuestra sensibilidad; a pesar, de que ha construido, tomando como base el amor, una forma de sometimiento. Sin embargo, pese a todo esto el patriarcado tiene entre nuestras filas defensoras; ellas no son culpables, no al menos si entendemos que es difícil, ver con nuestros propios ojos, la realidad que durante mucho tiempo sólo habíamos podido presenciar a través de los ojos de los varones.
Y de esta manera, cuando las mujeres toman conciencia e intentan ver y pensar por ellas mismas, sin ataduras; esto suele interpretarse por muchos hombres como algo negativo. Las feministas se convierten en sus enemigas, porque amenazan su dueñidad, sus privilegios. Ante lo cual, los varones prefieren burlarse, atacarlas y descalificarlas; sin importar que ellos también se vean afectados por el patriarcado.