El feminismo en los tiempos del Covid-19.
Vivimos en un momento histórico complejo. Estamos ante una pandemia que ha dejado millones de muertos en el mundo. En México, el recuento de fallecidos por la infección de Covid-19 asciende a casi doscientas mil personas, cifras que ubican a nuestro país como uno de los que tienen una mayor tasa de mortalidad a nivel…
Vivimos en un momento histórico complejo. Estamos ante una pandemia que ha dejado millones de muertos en el mundo. En México, el recuento de fallecidos por la infección de Covid-19 asciende a casi doscientas mil personas, cifras que ubican a nuestro país como uno de los que tienen una mayor tasa de mortalidad a nivel global*. Y es justo en este contexto en el que el 8 de marzo se aproxima con el constante cuestionamiento sobre si las mujeres debemos manifestarnos públicamente y en las calles, tal y como se ha hecho en años anteriores.
Por supuesto que hay analistas sanitarios que ven en las congregaciones masivas feministas del 8 de marzo del 2021 un riesgo latente de alto contagio de Covid-19. Lo anterior debido a que se vuelve poco factible mantener las medidas de sana distancia, y que de hecho, al reunir a miles de mujeres se rompería con el aislamiento social que tanto se ha promovido como elemento fundamental en la estrategia federal de salud. Sin lugar a dudas, los expertos en epidemiología tienen muchos elementos a destacar para argumentar el porqué no se deberían realizar este tipo de eventos multitudinarios, ya que como lo hemos visto en México, las reuniones sociales traen consigo repuntes en los casos de contagios.
El objetivo del presente artículo no es contraargumentar a los especialistas sanitarios. Yo misma pertenezco a este grupo que ha tratado de contener las consecuencias de la pandemia para la salud pública del país. Sin embargo, considero que satanizar las congregaciones que se puedan realizar durante el próximo 8 de marzo tampoco es una respuesta viable, ya que sólo mostraría una falta de conciencia social de la situación actual y una total falta de empatía con los problemas de violencia de género de las que las mexicanas somos objeto.
El temor de que se puedan reunir miles de mujeres en las principales ciudades del país tiene un verdadero sustento, tan solo el año pasado, a pesar de los focos de alerta en Europa por la pandemia de Covid-19, en México y América Latina se pudieron presenciar enormes manifestaciones de grupos y colectivos feministas que llenaron las calles con enormes olas de color verde y violeta. En Argentina, esta Marea Verde se encontraba en uno de los momentos cruciales en su lucha por la despenalización del aborto. En otros países como Chile, Ecuador y Colombia se apreciaron grandes movilizaciones violetas que ponían en la agenda los distintos temas de género. En México, miles de mujeres salieron a las calles demandando un alto a los feminicidios y a todo tipo de violencia contra las mujeres.
Feminicidios como el de la pequeña Fátima, el de Ingrid Escamilla o el de Abril Pérez, fueron los detonantes de las manifestaciones de marzo de 2020. Feminicidios que han continuado durante la contingencia sanitaria, mostrando que las mujeres tampoco están seguras dentro de sus hogares. Esas grandes congregaciones de mujeres exigieron al Estado que tomara medidas efectivas para protegerlas, para garantizar sus derechos. El 2020 es, hasta el momento, el año con más muertes por Covid-19 en el mundo, pero también fue el año con más víctimas de feminicidio en México desde que se tiene registro, así lo ha señalado el Observatorio Nacional Ciudadano (ONC) al presentar su Análisis del Comportamiento de Delitos.**
Así que si bien es cierto que vivimos en un momento complicado por la actual pandemia, también es una realidad que las mujeres mexicanas se encuentran en un gran riesgo de violencia en el país. No se trata de comparar entre qué muertes tienen mayor importancia para la acción de las autoridades, por supuesto que las vidas perdidas por la infección que ocasiona el virus de SARS-CoV-2 valen tanto como las de las mujeres que han sido asesinadas en México. Pero lo que las distingue son las causas que las ocasionaron, y éstas son un elemento importante para comprender por qué, a pesar de la contingencia sanitaria, miles de mujeres saldrán a las calles para continuar con sus exigencias. Las madres de víctimas de feminicidios o de mujeres desaparecidas no se detendrán a pesar de que manifestarse también implique poner en riesgo su propia vida. Los colectivos feministas que brindan ayuda a las mujeres que han sufrido algún tipo de violencia continuarán sosteniendo las redes de apoyo necesarias para las víctimas. Las agrupaciones que impulsan reformas legales en materia de género no cesan ni cesarán a pesar de la pandemia, porque ante la falta de respuesta por parte del gobierno federal, la sociedad civil organizada tiene que ser hoy, más que nunca, el motor del cambio social.
Sin embargo, ante las movilizaciones programadas para el 8 de marzo de este año, considero que es importante replantearnos las adaptaciones necesarias para evitar contagio entre nuestros grupos. Debemos recordar que la pandemia le ha pasado factura a la población más vulnerable de nuestro país, y que si hablamos de personas con vulnerabilidades, entre sus filas la gran mayoría de los casos son rostros femeninos. Mujeres vulnerables por sus condiciones socioeconómicas, producto de los trabajos informales, de la falta de protección laboral, del cuidado de personas enfermas en nuestros hogares y, por supuesto, de la falta de garantía ante sus necesidades básicas.
No perdamos de vista que la presente contingencia sanitaria ha golpeado severamente a las mujeres, quienes se encuentran en riesgo constante incluso dentro de sus hogares, donde son principalmente atacadas. Y es por toda esta situación difícil que viven día a día miles de mexicanas en nuestro país, que es necesario replantearnos las formas disponibles para manifestarnos. Tal y como lo hemos hecho con otras actividades diarias: con el trabajo, la educación y hasta la forma en que interactuamos con otras personas. Este 8 de marzo deberíamos encontrar los mecanismos para que nuestras demandas se hagan escuchar sin dejar el aislamiento social necesario.

Por ejemplo, las redes sociales son una herramienta funcional que pueden servirnos para la manifestación de nuestras luchas, así como lo hemos hecho al abarrotar las calles y gritar las consignas, al final el producto de las manifestaciones del día internacional de la mujer son una muestra simbólica del trabajo permanente que todos los días realizan las feministas mexicanas y latinoamericanas. El paro nacional realizado en 2020 es otro ejemplo de acciones que se pueden llevar a cabo sin poner en riesgo a las más vulnerables de entre nosotras. Cuidar que otras mujeres con riesgos en su salud se contagien de la infección de Covid-19 también es un acto de sororidad. Proteger a las mujeres más vulnerables en nuestras familias es una muestra de amor por nuestras ancestras.
El 8 de marzo de 2021 no será como los anteriores, tal vez no podremos unirnos físicamente pero sí podemos hacerlo de manera virtual y simbólica. Entiendo el hartazgo y el coraje de muchas hermanas por las situaciones que han tenido que vivir, comprendo la ira que produce la falta de empatía por parte de las autoridades que no hacen cumplir las leyes como debería de ser. Y por supuesto que comparto la rabia que da el hecho de ver lo insensibilizada que está nuestra clase política en materia de violencia de género en México, donde hasta el presidente nos contesta con un “Ya chole” cuando se le cuestiona sobre la candidatura de un violador.
No obstante, a pesar de todo lo que tenemos que resistir, es importante pensar que tendremos que enfrentar muchas problemáticas más y que para ello necesitamos de cada una de nosotras. Necesitamos luchar todas, necesitamos que las mujeres mexicanas sean cada vez más conscientes de su realidad, pero sobre todo las necesitamos con vida. Así que no perdamos de nuestras filas a valiosas mujeres sólo por no tomar las precauciones necesarias en esta contingencia que tendrá que terminar en algún momento. Preparémonos para el día que podamos salir sin riesgos, necesitaremos fuerzas para exigir y manos para quemar lo que sea necesario hasta que la dignidad sea una realidad.
* Página Oficial de la Coordinación de Investigación Científica de la UNAM. https://covid19.ciga.unam.mx/
**Melissa Galván.»El 2020 se consolida como el año con más víctimas de feminicidio». Revista expansión. México, 2021. https://politica.expansion.mx/mexico/2021/01/21/el-2020-se-consolida-como-el-ano-con-mas-victimas-de-feminicidio-reporte
Hace poco terminé de leer un libro sobre el feminismo y me gustó mucho porque es un libro histórico, dinámico y completamete imparcial en todo lo que dice. Este libro expone dos cosas la historia del desarrollo del movimiento feminista y de la mujer como persona, se los recomiendo mucho.
https://bit.ly/los-cinco-titulos-para-la-mujer-vida-burgos