El corazón: un ideograma cardiaco.
“Cuando pensamos en amor y demostraciones de afecto es casi imposible que no vengan a nuestra cabeza imágenes de corazones, corazones por doquier. Desde tarjetas postales, pasando por globos y llegando a la burda exageración del corazón de peluche de dos metros, la imagen icónica de este órgano es repetida hasta el cansancio.”
“La humanidad no vive en un universo puramente físico sino en un universo simbólico.”
Ernst Cassirer
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Cuando pensamos en amor y demostraciones de afecto es casi imposible que no vengan a nuestra cabeza imágenes de corazones, corazones por doquier. Desde tarjetas postales, pasando por globos y llegando a la burda exageración del corazón de peluche de dos metros, la imagen icónica de este órgano es repetida hasta el cansancio, yendo de lo romántico a lo cursi, y de lo delicado a lo prosaico. Pero, ¿sabemos de dónde proviene esta imagen a la que reverenciamos cada año en el Día de San Valentín o con la que declaramos nuestros sentimientos a otras personas?
Un ideograma es una imagen convencional o símbolo que representa un ser o una idea. Dicha imagen puede ser compartida por un grupo humano hasta otorgarle un significado implícito, pasando de esta manera a formar parte del consciente colectivo que el psicoanalista suizo Carl Jung, colaborador de Freud, describe como instancia psíquica, [1]y que nos permite interactuar y compartir conocimiento dentro de una sociedad. Los ideogramas o símbolos son una parte esencial de la comunicación humana y, como tal, se pueden transmitir de unos individuos a otros. El célebre antropólogo Ernst Cassirer, en su Ensayo sobre el Hombre, afirma que el ser humano es un animal simbólico, lo que quiere decir que pensamos el mundo bajo ciertas formas, lo simbolizamos y compartimos esos símbolos con los demás.
Bajo esta definición, cuando hablamos sobre la imagen del corazón nos referimos a mucho más que a la forma icónica que encontramos en todas las tarjetas románticas que se regalan en el mes de febrero. Nos referimos al significado que por siglos se ha otorgado a esa imagen y que persiste hasta el día de hoy. En la tradición hindú, por ejemplo, se cree que en el cuerpo existen muchos centros de energía, desde la región del periné hasta la coronilla[2]; son llamados chakras. El cuarto chakra, a la altura del corazón, se llama el anajatah. Este chakra funciona como eje del cuerpo humano, hacia abajo están los centros más «inferiores»: la sexualidad, las emociones, lo vegetativo; y hacia arriba lo intelectual y lo puramente espiritual. En el anajata, o centro del corazón, se unen estas energías materiales y espirituales.
Desde entonces, todas las grandes civilizaciones le han otorgado una significación simbólica de espiritualidad, emotividad y hasta de eje de conducta al ideograma del corazón, lo cual ha quedado plasmado en las grandes epopeyas antiguas, históricas y religiosas, así como en las obras de arte más famosas.
Teorías sobre el origen del símbolo del corazón
En la actualidad, el símbolo del corazón se ha convertido en un ícono universal, el cual representa en general el amor y el afecto que existe entre los humanos. Remontarnos a sus orígenes resulta un verdadero problema, pues existen muchas teorías que pretenden dar respuesta al origen de esta figura. Algunas, por ejemplo, aseguran que dicho símbolo puede rastrearse desde las primeras representaciones pictóricas de las diferentes partes de la anatomía humana, las cuales se pueden encontrar en cuevas con pinturas rupestres. A continuación, nos adentraremos un poco en las teorías generalmente aceptadas:
Teoría egipcia
Para los egipcios, el corazón es la parte del cuerpo donde se concentra el alma y la mente del ser humano. Cuando alguien muere es conducido por Anubis ante el Juicio de Osiris, donde su ib –corazón– es puesto en balanza con la Pluma Maat, símbolo de la verdad. Si la persona había llevado una buena vida, la balanza se encontraría en equilibrio y esta persona disfrutaría de la vida eterna. El símbolo que los egipcios plasmaban recuerda la forma anatómica del corazón.

Teoría griega
Una de las teorías más aceptadas por los historiadores nace en la colonia griega de Cyrene (actual Libia), donde encontramos monedas con lo que parecen ser las primeras representaciones de este símbolo. El grabado que encontramos representa a las semillas de la planta Silphium, proveniente del norte del continente africano (actualmente extinta). Dichas semillas se volvieron ampliamente famosas por sus usos. De entre ellos, el más común era el abortivo, por lo que se volvió particularmente popular en la sociedad romana, siendo frecuente su empleo alrededor del siglo VII a. C.
Según el historiador Plinio el viejo, su preparación como anticonceptivo consistía en mezclar un poco de lana suave con la resina (o las semillas) de la planta, elaborando de esta forma una especie de pequeña píldora, la cual era introducida en la vagina para provocar el flujo menstrual. Su efectividad, según narra el historiador, se creía muy alta. Actualmente se considera que la efectividad residía en el alto contenido de estrógenos que la planta tenía.
Teoría cristiana
Fue en la Edad Media cuando se convirtió en popular el ícono del corazón rojo que hoy se imprime en millares de tarjetas de felicitación, cuadernos de adolescentes enamorados y en las barajas inglesas. La Iglesia católica sostiene que la forma del símbolo del corazón surgió hasta el siglo XVII, cuando Santa Margarita María Alacoque experimentó una visión de un corazón rodeado de espinas. Esta revelación se conoce hoy como el Sagrado Corazón de Jesús, y se relaciona en el ámbito religioso con el amor y la fe. Comenzó a ser representado frecuentemente en pinturas y en una variedad incalculable de iconografías. Esta teoría, sin embargo, pierde credibilidad, pues se ha documentado la existencia de ese mismo símbolo por lo menos antes del siglo XV.
El cuerpo de la mujer es la clave
A partir de la década de los sesenta han surgido diversas teorías sobre el origen o significado de la forma del corazón. Cabe resaltar que si las anteriores no han podido ser sustentadas, es muy difícil poder comprobar alguna. La mayoría se basa en estructuras imaginativas más que físicas. Por ejemplo, existen quienes sostienen que la forma tiene que ver con el cuerpo de la mujer: los senos y brazos de una mujer cuando cruza las manos sobre el vientre; la forma que adquiere el vello púbico en el monte de venus; o la forma de una mujer mirándola por detrás cuando se flexiona sin doblar las rodillas –según el Dr. Sheldon Cooper, de The Big Bang Theory–.
Es difícil por tanto poder determinar el verdadero origen de este símbolo, lo que no podemos negar es el potencial que siempre ha significado. Desde los egipcios y los hindúes, que le dieron al corazón la facultad de ser el centro y contendor del espíritu humano, hasta los que hoy obsequian tarjetas con su figura impresa, sabemos que es parte fundamental del ideario colectivo de nuestra cultura occidental. El símbolo del corazón representa uno de los conceptos más abstractos en el pensamiento humano. Es, de esta misma forma, un ícono fácilmente reconocible, una imagen que genera multiplicidad de significados, pero también una emulación de ideas, pensamientos y sentimientos que los poetas y los pintores han dejado plasmados para que no perdamos la humanidad que nos queda en la vorágine de este convulso siglo XXI.
[1] Subestructuras de la mente humana.
[2] Hasta la cabeza.