Abrazos

Abrazo mi cuerpa con amor.

De ella se burlaron cuando niña no crecía como la abanderada del salón.

Abrazo mi cuerpa con dolor.

Porque adolescenta no la defendí de su agresor.

Abrazo mi cuerpa con aceptación.

Mi vientre es el centro de mi emancipación, de los cánones que lo exigen plano y sin estrías de decoración.

Abrazo mi cuerpa con soledad.

En ella encuentro todo lo que necesito, no acepto a nadie que la agreda y la quiera controlar. En mi soledad nos encontramos materia y alma, es hermosa la magia de estar en paz.

Abrazo mi cuerpa con mi feminidad.

Es mi templo de orgasmos y mi fuente de sensualidad.

Abrazo mi cuerpa con admiración.

Todos los días me despierta para caminar, insurrecta por la vida, no se rinde ante ninguna conspiración.

Abrazo mi cuerpa con intensidad.

Mensualmente sangra para liberarme de euforia y sensaciones evangélicas. Mi cuerpa menstruante es una bóveda de emociones.

Abrazo mi cuerpa con arrepentimiento.

Algunas veces la he dañado, la he lastimado en su materia pero también en su alma. Lamento las lesiones que no debimos haber sufrido, más no es tarde para restaurarla.

Abrazo mi cuerpa con perdón.

Por todo lo que nos dañó, por esas partidas que no debimos jugar, estamos perdonadas.

Abrazo mi cuerpa con rebeldía.

En ella llevo tatuada la lucha por mis hermanas que no se pueden abrazar.

Con mi cuerpa contengo a las compas que aún le lloran al patán.

En mi boca fémina está la palabra que no juzga a mi hermana no deconstruida.

En mi cuerpa entera está la fuerza para no bajar el puño hasta que nos dejen de matar.

Aquí en mi cuerpa está la esperanza de que cuando muera mi paz será la herencia de la exigencia de la dignidad a todas las humanas.